Señor Jesús, médico de los cuerpos y de las almas, vengo ante ti para pedirte, con toda la humildad de que soy capaz, que sanes las heridas que lastiman mi mente y mi corazón, y no me dejan vivir a plenitud y con la libertad que tú quieres, la vida que me has dado.
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Sana, Señor, los recuerdos del pasado que se hacen presentes en mi mente con tanta insistencia, y me roban la paz que necesito para seguir viviendo con dignidad y confianza, cada día de vida que tú me regalas. Porque sé que Tú has me has perdonado.
Sana mi temperamento y mi carácter, y ayúdame a tratar a todas las personas con sencillez y mansedumbre. Sáname, Señor, por dentro y por fuera. Renueva mi ser entero como solo tú sabes hacerlo. Quiero comenzar de nuevo. Quiero vivir de una manera nueva, unida íntimamente a ti que eres la Vida misma.
Señor Jesús te pedimos también por los Médicos para que sean siempre instrumento de tu amor misericordioso en su servicio diario. Ilumina su mente, guía su mano. Haz que como Tú tengan un corazón atento y compasivo. Y que en cada paciente sepan descubrir los rasgos de tu Rostro Divino.
Omnipotente y sempiterno Dios, Salud de los que en Ti creen y esperan, escucha las oraciones que te hacemos por nuestros enfermos, y, por intercesión de María Santísima, concede vida abundante a sus almas y devuélveles, según tu beneplácito, la salud del cuerpo. Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor. Amén. Ave María Purísima, Sin Pecado Concebida.
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